El secreto de los relojes automáticos, sin baterías y con una alta precisión

Lunes, 28 de Agosto de 2017

Un reloj con movimiento automático es un gran instrumento para medir el tiempo símbolo de distinción y exclusividad. Los relojes automáticos son unos de los más precisos que existen en el mercado.

Se tratan de relojes mecánicos que tiene la capacidad de darse cuerda a sí mismo con el movimiento producido por quien lo porta, es innecesaria la operación manual para dar cuerda. Su funcionamiento se basa en la física aplicada a la relojería lo que hace posible la simulación de dar cuerda con un rotor que gira alrededor de un pivote, el cual mediante oscilación actúa sobre el mecanismo de carga del muelle.

El mecanismo por el que los relojes automáticos se clasifican, se denomina “calibre“, donde cada fabricante determina la denominación del movimiento del ritmo y expone las características de composición exactitud y funcionalidad horaria. 

Este tipo de relojes no tienen batería por lo que se tratan de una maquinaria ecológica. En el caso de los relojes de cuerda automática, tienen un resorte que está siempre con la misma tensión y como desencadenante proporcionan una salida de fuerza constante para el movimiento. 

La primera vez que fabricaron un mecanismo que se daba cuerda a sí mismo sin tener que invertir manualmente,  fue por el siglo XVIII. Eran los inicios de la Revolución Industrial y el relojero suizo Abraham-Louis Perrelet fabricó el primer reloj de bolsillo automático.  En este momento constataron que con 15 minutos andando se le daba toda la cuerda posible al reloj. En este momento los relojes automáticos empezaron ser adquiridos por la aristocracia de la época y empezó a ser un símbolo de distinción.   

Pero siempre que hablamos con alguien sobre los relojes automáticos llegamos a la misma conclusión, si estamos un tiempo sin utilizarlo, ¿se parará? Estos disponen de un mecanismo que se llama “reserva de marcha” que nos indica el tiempo que continuará funcionando una vez lo dejamos inmóvil antes de volver a ser puesto en movimiento para que vuelva a dar cuerda a su mecanismo. Esta duración varía en función de cada modelo, siendo un diseño particular de cada fabricante. 

Popular mente se dice que el reloj automático está fabricado para durar muchos años. La mayoría de los relojes que se heredan son de este estilo y suelen tener más de cien años. La calidad y el coste de las piezas suele ser mayor por la precisión en su fabricación y ajuste. 

En nuestros diferentes departamentos, dotados de los medios técnicos y humanos más avanzados del sector. Ofrecemos un “Servicio Integral” a nuestros clientes más distinguidos que cuentan con un reloj automático a la hora de confiar en un buen instrumento de medición de la hora. 

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